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José Rodríguez nunca sabrá hasta dónde lo habría llevado el fútbol. El ala-pívot custodiaba el arco del equipo de su parroquia La Vega, en Caracas, pero una circunstancia de su entorno lo movió súbitamente al baloncesto.
“Era portero. Cambié de deporte porque en mi liceo no jugaban fútbol, solo básquet. En ese momento me decidí porque quería practicar algo”, recuerda el caraqueño en el polideportivo Victor Nethol en La Plata.