martes, 18 de junio de 2013

Se debió ir a enfrentamientos directos en semifinales

Foto: Elyxandro Cegarra
Las características del baloncesto hacen de 12 juegos en 17 días una situación implacable con el físico de los jugadores. Más le vale a los basqueteros que hayan tenido un buen acondicionamiento físico en la pretemporada, porque no habrá tiempo para descansar. Tampoco tendrán chance de repasar las estrategias, así que es mejor que se hayan aprendido todo el libro de jugadas.

Desde el pasado domingo hasta el próximo dos de julio, los atletas compartirán su tiempo entre el tabloncillo y el autobús. Disfrutarán un solo día de descanso entre cada serie de dos juegos, lo que suma un total de cinco compromisos cada siete días. Todo un reto al cuerpo humano. De por sí, los semifinalistas ya acumulan 62 encuentros en sus espaldas, en un período menor de cinco meses.  

Es verdad, la NBA contempla 82 encuentros de ronda regular en cinco meses y medio, pero las condiciones son completamente distintas. Los traslados de una ciudad a otra son vía aérea, lo que minimiza el efecto negativo que pueda tener un viaje. Además, la alimentación (sobre todo después de los juegos) está controlada por un cuerpo multidisciplinario. Todos esos factores, por muy simple que parezcan, suman para que el calendario se haga más llevadero y el deportista puede concentrarse en su principal deber: jugar.

En nuestra opinión, después del primer round robin se debió ir a emparejamientos directos. De esta forma, el máximo número de cotejos a disputarse hubiese sido siete, en caso de ir al límite. Con eso se garantizaba un menor desgaste físico y mental para la instancia más importante, la final, lo que redunda en mejor calidad de juego. También se aseguraba una mejor taquilla. Difícilmente el bolsillo del espectador venezolano pueda costear seis encuentros de local con prácticamente una sola quincena cobrada.

El segundo robin para definir a los finalistas fue una prueba que no se pudo dar el año pasado. El ensayo, con las condiciones anteriormente expuestas, pareciera no ser el más idóneo. Entendemos que la LPB es un negocio, pero se debe colocar como prioridad al basquetero.

Lo que más preocupa es cómo llegaran a la selección nacional. Por ejemplo, Carlos Cedeño acumula 1874 minutos en la cancha, sin contar el juego de ayer.  ¿Podrá rendir igual en las prácticas con ese promedio de minutos? Está por verse.

“Pobres los criollos. Tengo temor a que esta vorágine de juegos termine en una lesión con consecuencias importantes”, aseguró el coach de Bucaneros, Guillermo Narvarte. Por el bien de los nacionales, ojalá que no suceda.


Publicado en el diario Meridiano el martes 18/6/2013

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