Omar Walcott: "Le pedí perdón a mi familia"

Foto: Andrés Jiménez

La vida le dio una nueva oportunidad a Omar Walcott. Hasta hace dos años, su morada se reducía a un cuarto dentro del Domo de Cabimas. La situación no dejaba de ser irónica ya que el exjugador formó parte de un equipo único en el baloncesto nacional, cuyo listón fue tan alto que dos décadas después no ha podido ser rebasado.

Pese a la exitosa carrera, los vicios dilapidaron el hecho que vistió la camiseta vinotinto cuando conquistaron el único cetro suramericano de la historia (Valencia 1991) y representara al país en la solitaria incursión criolla en Juegos Olímpicos (Barcelona 1992). La fama y el dinero se fueron de la misma forma en la que llegaron.

“Estaba como un indigente”, apuntó José Ramos, su colega y amigo.  Y Walcott lo certifica: “Salí del hueco en el que estaba con mi familia. Fue culpa mía, cometí errores y tuve que aprender. Le pedí perdón a mi familia porque le estaba haciendo daño. Estoy haciendo lo posible por mejorar”, se arrepintió el antiguo basquetero de 2.04 metros de altura.

Tras hacerse pública su delicada circunstancia recibió ayuda de sus compañeros. Aparte de “Cheito” Ramos también contó con Gabriel Estaba y personas de la localidad de Cabimas. Marinos de Anzoátegui igualmente le dio el chance de formar parte del cuerpo técnico. “Las puertas se están abriendo, todavía es un camino largo”, dijo.

El sendero está lleno de obstáculos, y él lo sabe; por ello, buscó ayuda profesional. “Desde hace tres meses me fui a un centro de rehabilitación en El Junquito, perteneciente a la Misión Negra Hipólita. Allí una sicóloga me ayuda mucho. Estamos buscando la manera de buscarle solución a mi problema. Hay un Dios que ayuda y tengo fe”, reconoció quien ostenta la segunda mejor marca de la LPB en rebotes (4.343).

Walcott relató que malas compañías lo llevaron a estar en esa posición. “Son cosas que pasan. Tenía amigos cuando estaba adolescente que me afectaron. Las malas influencias tengo que eliminarlas”, acotó.

La fuerza de voluntad es pan de cada día para él. De no tenerla puede fácilmente recaer. “Donde uno está siempre hay un factor riesgo. Aquí (en el gimnasio Luis Ramos de Puerto La Cruz) hay lugares donde la gente bebe alcohol. Además en cualquier lugar del país hay droga. El factor protección está en la cabeza de uno. Mi hija y esposa están contentas porque fui a la terapia”.

Walcott, quien participó en 12 torneos con la selección nacional, espera conseguir una residencia. “Si Dios quiere este año podemos conseguir un apartamento a través de Marinos. Estamos cansados de vivir en un hotel. Poco a poco estamos mejorando. Gracias al Ministro Héctor Rodríguez que nos sacó del Domo de Cabimas”, retribuyó.

Citando la canción del salsero Luis Enrique, Walcott ya no se mete en camisa de once varas y dejó de rebotar en las esquinas. Ese es el camino que merece un jugador perteneciente a una clase exclusiva, al menos en el básquet local. 

Sigue esperando por Gaiteros

Walcott envió una carta a Ruffo Jhon, presidente de la LPB, con el fin de que solucionen la deuda que, aparentemente, sostiene Gaiteros del Zulia con él. “Armando Rodríguez (directivo) me ayudó a enviarla. La idea es que hagan una reunión con los directivos de Gaiteros a ver si me pagan mi plata. Estamos trabajando en eso”, dijo. La deuda, según él, asciende a 75 mil Bolívares.

“Cheo” quiere que continúe así

Jose “Cheo” Ramos, hasta el año pasado jugador y ahora asistente técnico de Carl Herrera en Gigantes de Guayana, mostró su alegría por la recuperación de Walcott. “Desde 1992 somos amigos. Lo vi bastante decaído y deprimido. Nadie lo tomaba en cuenta y me empecé a preocupar.  Ahora lo veo enfocado, tiene un norte, que es recuperarse. No anda por ahí dando tumbos. Esa es la persona que quiero ver. Soy una persona muy agradecida y él me ayudó mucho en mi carrera”, recordó.

 

 Publicado en el diario Meridiano el domingo 3/4/2013